Junto con el botox, el ácido hialurónico es el tratamiento por excelencia en medicina estética en cuanto a demanda se refiere. Suele haber confusión entre ambos tratamientos, ya que popularmente se utilizan los términos como sinónimos cuando no lo son en absoluto. Son dos sustancias muy diferentes con las que podemos conseguir efectos muy distintos en varias zonas del rostro. Hoy vamos a contaros todo sobre el ácido hialurónico: para qué sirve, cuántos tipos existen y en qué lugar se pueden aplicar en función de sus características y de los deseos de cada paciente.
¿Qué es y para qué sirve el ácido hialurónico en medicina estética?
El ácido hialurónico es una molécula (polisacárido) que nuestro organismo produce de manera natural. El ácido hialurónico tiene funciones importantes en nuestro organismo y su tarea principal es la de mantener hidratados y saludables a los tejidos cutáneos, cartílagos y articulaciones mediante la retención de agua.
Con el paso del tiempo vamos perdiendo la densidad de ácido hialurónico en nuestro organismo debido al proceso natural de envejecimiento y esto provoca una pérdida de elasticidad en la piel por el descenso de hidratación de los tejidos. Como resultado aparecen las dichosas arrugas y la flacidez que difumina nuestro antes marcado óvalo facial.
Además de compensar la hidratación, el ácido hialurónico es un excelente voluminizador frente a las atrofias de la grasa de la cara. Cuando vamos cumpliendo años, perdemos grasa en zonas clave del rostro y esto nos hace parecer cansados y menos jóvenes. Con ácido hialurónico podemos rellenar las áreas en las que hemos perdido esa grasa.
Es por todas estas funciones que cumple el ácido hialurónico por lo que es el tratamiento estrella en medicina estética y un aliado indispensable para todo tipo de tratamientos cosméticos que tratan de combatir el envejecimiento facial.
Tipos de ácido hialurónico
Principalmente existen dos clases, el ácido hialurónico reticulado y el no reticulado, y se utilizan para conseguir resultados distintos, ya que solamente el ácido hialurónico reticulado tiene capacidad voluminizadora, aunque ambos comparten la de captar agua.
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Ácido hialurónico reticulado:
Se usa como material de relleno en las distintas zonas de aplicación cuando se quiere dar volumen. Se caracteriza por ser un ácido hialurónico con gran consistencia y rigidez lo que facilita que sea más perdurable en el tiempo. Existen diferentes densidades según la proyección que queramos conseguir y las características anatómicas concretas de la zona en la que lo vayamos a aplicar. Al igual que el ácido hialurónico no reticulado, también tiene alta higroscopicidad, es decir, una gran capacidad de retención del agua.
Las zonas más típicas de uso son:
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- Aumento o perfilado de labios con ácido hialurónico
- Relleno de ojeras para eliminar la hendidura bajo los ojos fruto del envejecimiento (para esta zona en concreto existe un producto específico con muy baja higroscopicidad, el Redensity II, ya que es una zona en la que no interesa captar agua).
- Para rellenar las arrugas estáticas y profundas: líneas de marioneta, surcos nasogenianos, código de barras.
- Aumento de pómulos
- Relleno de la zona malar, que es el área en la que primero se pierde la grasa al envejecer.
- Marcación mandibular para definir la línea de la mandíbula y/o el mentón cuando está un poco retraído.
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Ácido hialurónico no reticulado:
Se trata de un ácido hialurónico más ligero, que no destaca por aportar volumen sino que su aplicación común es para conseguir una hidratación profunda. Para intensificar y ampliar sus beneficios se puede combinar con otras sustancias como ciertas vitaminas y emplearlo en mesoterapias faciales o corporales.
Existen combinaciones de distintas densidades de ácido hialurónico, recuerda que a mayor densidad mayor volumen y durabilidad, debido a esto el precio del relleno de ojeras puede cambiar respecto al tratamiento de aumento de labios con ácido hialurónico. Los precios también dependerán del tipo de producto en concreto que se utilice así como de la cantidad necesaria para conseguir los resultados que el paciente desea.
¿Dónde y para qué se puede aplicar el ácido hialurónico?
Las principales aplicaciones del ácido hialurónico son:
- Aminorar las líneas arrugas profundas y depresiones de la cara.
- Rellenar la zona de los pómulos, sobre todo debido a la flacidez que da un aspecto de cansancio al rostro del paciente.
- Dar volumen a la zona malar, uno de los primeros síntomas de envejecimiento que se perciben.
- Hidratar y rellenar el contorno periorbicular, para disimular las ojeras, el hundimiento en el párpado inferior.
- Perfilar la línea mandibular y/o conseguir mayor proyección en el mentón.
- Aumento de volúmen en los labios, surcos nasogenianos y líneas de marioneta. También puede emplearse en esta zona para disimular la sonrisa gingival.
- Rejuvenecimiento e hidratación de manos, pies y escote con mesoterapias reparadoras con ácido hialurónico.
- Aplicación en la vagina, en el ámbito de la ginecoestética con el fin de hidratar y mejorar la sequedad vaginal.
- Infiltraciones articulares con ácido hialurónico de alta densidad en zonas como rodillas o tobillos. También, es este sentido, existe un producto específico para tratar los problemas de la ATM (articulación temporomandibular y músculos de la masticación que conectan la mandíbula inferior al cráneo).
Los tratamientos con ácido hialurónico son muy seguros, con muy poco índice de riesgos y resultados inmediatos. Descubre el poder del ácido hialurónico para frenar el envejecimiento siempre en manos de un especialista ¿hablamos?
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